La lotería de los penaltis silencia a Portugal
La palabra "azar", que en portugués significa "mala suerte", estuvo hoy en los labios de miles de aficionados lusos, cuyas esperanzas se volvieron a desvanecer en el aire contra España, esta vez en la lotería de los penaltis.
El silencio en las calles fue el síntoma más perceptible de la derrota del conjunto de las "quinas", en contraste con el sonido de las bocinas que sonaron durante horas tras la victoria en cuartos de final contra la República Checa, hace una semana.
Los gritos de júbilo, las banderas y las consignas de ánimo a Cristiano Ronaldo y el resto de sus compañeros dejaron hoy paso a la decepción.
El llamado "punto fatídico" hizo honor a su nombre y enterró el optimismo y la confianza en el combinado nacional que se apoderó durante los últimos días de la mayor parte de los hinchas lusos, convencidos de sus posibilidades frente a España pese a su condición de vigente campeona de Europa y del mundo.
Tras la derrota, apenas un pequeño grupo de valientes se acercó en Lisboa a la neurálgica plaza de Marqués de Pombal, lugar habitual de reunión para celebrar los éxitos futbolísticos, mientras las calles se vaciaban poco a poco de aficionados.
La decepción de los portugueses chocó con el júbilo de la numerosa comunidad española en la capital lusa, que volvió a celebrar la victoria de la "Roja" ante su país de adopción.
Banderas, caras pintadas y camisetas de la selección -de todas las marcas y épocas- se pudieron ver en uno de los bares de comida española más frecuentados de Lisboa, la "Tasca Ibérica", donde coincidieron aficionados de los dos países.
Menos visible fue su presencia en las pantallas gigantes desplegadas en diferentes ciudades de todo el país, frente a las que decenas de miles de portugueses se congregaron para mostrar su apoyo al conjunto de las "quinas".
Uno de los momentos más emotivos de la noche se vivió cuando tocó el himno en el estadio de Donbass Arena, en Donetsk (Ucrania), y que fue coreado al unísono por quienes se acercaron a verlo en estas pantallas.
Taxis, comercios y domicilios particulares amanecieron hoy "decorados" de rojo y verde en referencia a la bandera de Portugal. Incluso una carnicería próxima al Parlamento luso cambiaba a media tarde sus carteles habituales por otros elaborados con cartulinas de esos colores, aunque con las mismas ofertas.
Durante el partido, la hinchada lusa vibró con las acometidas de los hombres entrenados por Paulo Bento, especialmente con las lideradas por Cristiano Ronaldo.
Otro de los jugadores más vitoreados por los portugueses fue el guardameta Rui Patrício, que brilló bajo los palos ya en el tiempo reglamentario desbaratando las ocasiones más claras del conjunto español.
Protagonismo que se hizo todavía más evidente al llegar la tanda de penaltis. La parada del portero en el primer lanzamiento, ejecutado por Xabi Alonso, disparó las emociones y fue largamente celebrado.
Los aplausos cesaron rápidamente, nada más detener Casillas el disparo desde los once metros de Joao Moutinho.
El sufrimiento, patente en las caras de los aficionados de uno y otro equipo, acabó convirtiéndose en desánimo e incluso en alguna lágrima en el caso de los portugueses, frustrados por volver a caer con España en una fase final.
Como Jorge, fotógrafo lisboeta que, con los ojos rojos y sentado frente a la barra del bar, se lamentaba taciturno apenas unos minutos después de que Fàbregas hiciera el último y definitivo tanto para España: "Esto de los penaltis no debería estar permitido".
Fuente: Terra Mexico
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