Leo y Cristiano son dos mundos totalmente opuestos. Dos carácteres antagónicos que si no fuera por la grandeza de un balón difícilmente coincidirían en kilómetros a la redonda. Y, sin embargo, la grandeza del fútbol obra el pequeño milagro de emparejarlos en una disputa global. Messi, le pese a quien le pese, sobresale en la actualidad como el mejor jugador del mundo. Por contra, Cristiano Ronaldo, relegado en tal distinción desde hace un par de temporadas, pelea y pelea por intentar equipararse al argentino.
Lo que es indudable es que el clásico de esta noche tendrá sobre el césped a dos estrellas que brillarán con luz propia entre la enorme constelación de cracks que presidirá el Camp Nou. Una, la azulgrana, deslumbra por su arte y generosidad. En contraposición, la del madridista, destaca por su enorme facilidad para asestar el latigazo mortal en cualquier acción. No necesita del equipo, de hecho a veces parece incluso que prescinde de él, para recurrir a su velocidad y potencia física.
El enfrentamiento de esta noche será especial. Los grandes líderes de sendos vestuarios llegan en plena forma y con cuentas pendientes. Messi disfruta de una racha goleadora espectacular -ha marcado en los diez últimos partidos que ha intervenido, nueve con el Barça y una defendiendo a Argentina- que le está llevando a dinamitar todos los registros históricos. Cristiano no le va a la zaga, aunque pasan los años y continúa inédito frente al Barça, ya sea con el Manchester United o el Real Madrid. Pese a este lunar, sus promedios también son excelentes, le han situado en la cima del pichichi y está en disposición de hacer historia en la Casa Blanca. Dos cracks, en gran forma y amparados por dos conjuntos que disfrutan de un momento dulce de juego y resultados. ¿Qué más se puede pedir?
Pero el cara a cara entre Leo y Cristiano es mucho más que el duelo entre, probablemente, los dos mejores jugadores del mundo. Messi, arropado en todo momento, por un séquito de grandes peloteros sólo vive para el fútbol. Alejado del glamour de todo lo que no sea un estadio, el argentino progresa y progresa sin cesar en la perfección de su juego. Su colección de títulos y elogios parece que no tiene fin y no hay partido en el que el azulgrana no deje una huella de su calidad fuera de lo normal.
El portugués se desenvuelve por cuenta propia. Siempre en portada -con permiso de Mou- destaca tanto por sus excelencias futbolísticas como por sus apariciones en el mundo publicitario y rosa. Todo vale si contribuye a estar en una primera línea mediática. De momento, tal dispersión de intereses y energías no han sido obstáculo para que el delantero portugués siga desplegando un fútbol espectacular. Algunos insinúan que el luso empieza a perder la punta de velocidad de antaño, aunque matizan que habría mejorado sensiblemente su golpeo y su efectividad cada vez que encara la portería rival.
Messi le tiene bien cogida la medida al Real Madrid. Ha ganado cinco de los ochos enfrentamientos y ha adornado sus estadísticas con siete goles. Leo y la afición culé tienen motivos para el optimismo. Cuando el argentino supera a Casillas, el Barça jamás encaja una derrota.
Cristiano lo tiene bastante más complicado, entre otras cosas porque sólo ha disputado dos clásicos y tres duelos con el Manchester United. El balance particular es idéntico: cinco partidos y Víctor Valdés continúa imbatido.
Lo que es indudable es que el clásico de esta noche tendrá sobre el césped a dos estrellas que brillarán con luz propia entre la enorme constelación de cracks que presidirá el Camp Nou. Una, la azulgrana, deslumbra por su arte y generosidad. En contraposición, la del madridista, destaca por su enorme facilidad para asestar el latigazo mortal en cualquier acción. No necesita del equipo, de hecho a veces parece incluso que prescinde de él, para recurrir a su velocidad y potencia física.
El enfrentamiento de esta noche será especial. Los grandes líderes de sendos vestuarios llegan en plena forma y con cuentas pendientes. Messi disfruta de una racha goleadora espectacular -ha marcado en los diez últimos partidos que ha intervenido, nueve con el Barça y una defendiendo a Argentina- que le está llevando a dinamitar todos los registros históricos. Cristiano no le va a la zaga, aunque pasan los años y continúa inédito frente al Barça, ya sea con el Manchester United o el Real Madrid. Pese a este lunar, sus promedios también son excelentes, le han situado en la cima del pichichi y está en disposición de hacer historia en la Casa Blanca. Dos cracks, en gran forma y amparados por dos conjuntos que disfrutan de un momento dulce de juego y resultados. ¿Qué más se puede pedir?
Pero el cara a cara entre Leo y Cristiano es mucho más que el duelo entre, probablemente, los dos mejores jugadores del mundo. Messi, arropado en todo momento, por un séquito de grandes peloteros sólo vive para el fútbol. Alejado del glamour de todo lo que no sea un estadio, el argentino progresa y progresa sin cesar en la perfección de su juego. Su colección de títulos y elogios parece que no tiene fin y no hay partido en el que el azulgrana no deje una huella de su calidad fuera de lo normal.
El portugués se desenvuelve por cuenta propia. Siempre en portada -con permiso de Mou- destaca tanto por sus excelencias futbolísticas como por sus apariciones en el mundo publicitario y rosa. Todo vale si contribuye a estar en una primera línea mediática. De momento, tal dispersión de intereses y energías no han sido obstáculo para que el delantero portugués siga desplegando un fútbol espectacular. Algunos insinúan que el luso empieza a perder la punta de velocidad de antaño, aunque matizan que habría mejorado sensiblemente su golpeo y su efectividad cada vez que encara la portería rival.
Messi le tiene bien cogida la medida al Real Madrid. Ha ganado cinco de los ochos enfrentamientos y ha adornado sus estadísticas con siete goles. Leo y la afición culé tienen motivos para el optimismo. Cuando el argentino supera a Casillas, el Barça jamás encaja una derrota.
Cristiano lo tiene bastante más complicado, entre otras cosas porque sólo ha disputado dos clásicos y tres duelos con el Manchester United. El balance particular es idéntico: cinco partidos y Víctor Valdés continúa imbatido.
CLAVES
Cristiano: Sin goles, pero con broncas continuas
El portugués no marca pero genera bronca continua cada vez que se mide a los azulgrana. En sus duelos a nivel de clubs, Xavi e Iniesta ya saben lo que es mantener intensas refriegas con el luso. Ya con la selección, hace sólo un par de semanas aún se recuerdan las fuertes entradas entre Busquets y Cristiano Ronaldo.
A Messi Jose Mourinho y su estilo se le resisten
El argentino tiene cuentas pendientes con Jose Mourinho. El portugués ha conseguido algo que parece insólito. Ya sea defendiendo el banquillo del Chelsea o del Inter, en los cuatro enfrentamientos de la pasada temporada, Messi jamás ha logrado marcarle un gol al conjunto del portugués. Hoy puede caer este registro.
El portugués no marca pero genera bronca continua cada vez que se mide a los azulgrana. En sus duelos a nivel de clubs, Xavi e Iniesta ya saben lo que es mantener intensas refriegas con el luso. Ya con la selección, hace sólo un par de semanas aún se recuerdan las fuertes entradas entre Busquets y Cristiano Ronaldo.
A Messi Jose Mourinho y su estilo se le resisten
El argentino tiene cuentas pendientes con Jose Mourinho. El portugués ha conseguido algo que parece insólito. Ya sea defendiendo el banquillo del Chelsea o del Inter, en los cuatro enfrentamientos de la pasada temporada, Messi jamás ha logrado marcarle un gol al conjunto del portugués. Hoy puede caer este registro.
FUENTE SPORT.ES
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