Franck Ribery se echó a Francia a las espaldas y logró un tanto que sirvió para derrotar a Lituania por 1-0 en un difícil encuentro que coloca a los "bleus" en dirección al Mundial de Sudáfrica
Franck Ribery se echó a Francia a las espaldas y logró un tanto que sirvió para derrotar a Lituania por 1-0 en un difícil encuentro que coloca a los "bleus" en dirección al Mundial de Sudáfrica.
El jugador del Bayern de Múnich, que hace cuatro días consiguió el tanto del triunfo galo en Kaunas, volvió a ser decisivo en el Estadio de Francia.
Tardó 76 minutos en abrir la lata lituana y lo hizo cuando el público había comenzado a perder la fe en la victoria.
El triunfo sitúa a los de Raymond Domenech segundos a dos puntos de Serbia, con opciones de lograr el billete para Sudáfrica que cualquier otro resultado que no hubiera sido la victoria hubiera complicado mucho.
Por eso, la dificultad con la que Francia ganó a Lituania hizo pasar un mal trago al público que abarrotó el Estadio de Francia.
La victoria en Kaunas había reconciliado al equipo con la afición, que llenó el estadio, pero un primer tiempo indolente, sin apenas ocasiones de gol, volvió a consumar el divorcio entre un equipo que no encanta y un público que le exige el nivel que se le supone al subcampeón del mundo.
Los silbidos que se escucharon al descanso fueron el castigo de la grada a un equipo que dominó sin crear ocasiones claras.
La paciencia se agotó aun más cuando a la vuelta del vestuario el panorama no cambiaba. Ni Henry ni Ribery eran capaces de rasgar la maraña defensiva que había tejido el portugués José Couceiro, que dispuso un dibujo en busca del empate.
Lo intentaron con disparos lejanos o colgando balones en el área, pero la defensa báltica se mostró segura en el juego aéreo.
Como su equipo no creaba peligro, Domenech decidió poner en la pista todo su arsenal ofensivo. Benzema, que parece haber perdido la buena estrella de principios de temporada, sustituyó a Gourcuff, un relevo que no gustó al respetable. También compareció Gignac, el máximo goleador de la liga francesa.
Pero la acumulación de hombres de ataque tardó en dar resultados. Tuvo que ser de nuevo Ribery, el héroe de Kaunas, quien mostrara que es el hombre providencial de la selección francesa.
Culminó una buena combinación que había nacido de las botas de Benzema, había pasado por las de Henry, muy preciso en el pase a Gignac, quien rápido dio un pase de la muerte para que marcara el atacante del Bayern.
Sólo en ese momento se calmó el Estadio de Francia, que había contenido la respiración ante la posibilidad de que el camino a Sudáfrica se complicara. (Fuente espn.com)
El jugador del Bayern de Múnich, que hace cuatro días consiguió el tanto del triunfo galo en Kaunas, volvió a ser decisivo en el Estadio de Francia.
Tardó 76 minutos en abrir la lata lituana y lo hizo cuando el público había comenzado a perder la fe en la victoria.
El triunfo sitúa a los de Raymond Domenech segundos a dos puntos de Serbia, con opciones de lograr el billete para Sudáfrica que cualquier otro resultado que no hubiera sido la victoria hubiera complicado mucho.
Por eso, la dificultad con la que Francia ganó a Lituania hizo pasar un mal trago al público que abarrotó el Estadio de Francia.
La victoria en Kaunas había reconciliado al equipo con la afición, que llenó el estadio, pero un primer tiempo indolente, sin apenas ocasiones de gol, volvió a consumar el divorcio entre un equipo que no encanta y un público que le exige el nivel que se le supone al subcampeón del mundo.
Los silbidos que se escucharon al descanso fueron el castigo de la grada a un equipo que dominó sin crear ocasiones claras.
La paciencia se agotó aun más cuando a la vuelta del vestuario el panorama no cambiaba. Ni Henry ni Ribery eran capaces de rasgar la maraña defensiva que había tejido el portugués José Couceiro, que dispuso un dibujo en busca del empate.
Lo intentaron con disparos lejanos o colgando balones en el área, pero la defensa báltica se mostró segura en el juego aéreo.
Como su equipo no creaba peligro, Domenech decidió poner en la pista todo su arsenal ofensivo. Benzema, que parece haber perdido la buena estrella de principios de temporada, sustituyó a Gourcuff, un relevo que no gustó al respetable. También compareció Gignac, el máximo goleador de la liga francesa.
Pero la acumulación de hombres de ataque tardó en dar resultados. Tuvo que ser de nuevo Ribery, el héroe de Kaunas, quien mostrara que es el hombre providencial de la selección francesa.
Culminó una buena combinación que había nacido de las botas de Benzema, había pasado por las de Henry, muy preciso en el pase a Gignac, quien rápido dio un pase de la muerte para que marcara el atacante del Bayern.
Sólo en ese momento se calmó el Estadio de Francia, que había contenido la respiración ante la posibilidad de que el camino a Sudáfrica se complicara. (Fuente espn.com)
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